La medición es necesaria en muchos procesos industriales; es indispensable utilizar instrumentos de medida que hacen parte de la producción o distribución de algún producto. Dependiendo del tipo de proceso es necesario que los instrumentos sean de mayor “precisión”, mejores materiales, mayor duración y menor mantenimiento. Sin embargo, muchas veces no entendemos los conceptos básicos que debemos manejar para poder entender la verdadera calidad de estos instrumentos e instalar los más adecuados para la aplicación específica.
Medir
Primero que todo, debemos entender qué es medir; medir es comparar, tomar un patrón y nuestro elemento, sustancia o distancia de la cual no conocemos su longitud, volumen, densidad y compararlo con ese patrón. Para el caso que más nos interesa, la medición de volumen de líquidos, principalmente combustibles, usamos herramientas que permiten realizar esa comparación para entregarlo a un consumidor final bien sea para llevar un control o para cobrar por la cantidad de volumen de líquido entregado. El ideal es que la cantidad de líquido que muestra el medidor sea el valor esperado, por ejemplo, si el medidor muestra 1 galón, el cliente final reciba 1 galón. Comparamos el volumen que tenemos de combustible con el instrumento; si todas las condiciones y parámetros del instrumento están correctas nos va a indicar que 1 galón esperado de producto pasó por el instrumento y en la pantalla, la regla graduada o el reloj mecánico nos va a mostrar 1 galón de producto. Esta situación es la ideal pero siempre hay factores que no lo hacen posible, la naturaleza misma de la medición hace que la comparación no sea absoluta.
Error, precisión, exactitud
En todos los procesos de medición se pueden presentar errores, si nuestro instrumento no está calibrado el valor que muestra puede no ser cercano al valor real. Esto es la exactitud de la medida, la diferencia que hay entre el valor medido y el valor real o esperado, en elementos mal calibrados o de mala calidad la exactitud va a ser muy baja lo que implica que el valor medido va a ser muy diferente del valor real, aunque hay que tener en cuenta que el error nunca va a ser cero, lo deseable es que sea muy cercano a cero y que sea constante, tener un error que se pueda descartar. Entre más exacta la medida menor es el error, lo ideal cuando estamos midiendo. Sin embargo, hay otra variable que viene al caso, la precisión.
El error es prácticamente imposible de evitar, hay factores ambientales que influyen como la temperatura y la humedad; es indispensable hacer que las condiciones de las herramientas, instrumentos y demás partes de la instalación se mantengan bajo los mismos parámetros en cada medición pera disminuir al mínimo el error y aumentar la precisión, es decir debemos aumentar la cercanía de la nube de mediciones que hacemos conservando las condiciones de la medición. Un instrumento de medida de calidad arrojará mediciones similares si realizamos la comparación en condiciones ambientales y de instalación similares y si realizamos una buena calibración del instrumento tendremos un valor medido muy cercano al real; una medición exacta y de alta precisión.
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